DIBUJOS DEL COLEO
Las cintas de colores ya se inclinan
descompuestas en ángulos esféricos;
y la media mañana que ya llega
a esa parte de las serpentinas,
al mesón, la majada, la remonta,
deja que el sol sestee en los corrales,
que franquee la magia en cada rienda,
fuste, nervio y pezuña, en cada estribo,
hasta que la sabana se aventure
a cimarronear en el palenque.
Así el llanero hace y abre un cielo
que despeja el camino y tiene en cuenta
que, hay una dignidad en el revés
que no siempre corresponde al triunfo.
Un cielo que bruñe y pone música,
que pinta y que recrea el pasilleo
del ruano, el pintamonero del zaino;
y al potro de remonta, en su trochado,
con poco aprendizaje de sabana.
Y, entonces el rumor y el impetuoso
silencio de la manga, se desdoblan
de pronto en la embestida abusada
de coleador y caballo, toro y rienda;
apenas en un palmo de terreno
de la fiesta. En la obra de arte
de unos ojos; de unos labios de rosa
que de lejos confiesan mil secretas
historias, con el acento de un arpa,
el alma de un cuatro; coplas y capachos.
Te diré que es un poema vibrante, tempestuoso de cintas i colores, de arena que se levanta en nubes de ocre i oro, de belleza arrobadora, con la presencia del amor o la ternura, en unos labios, i la fuerza del brío en tierra i cielo. ¡Me ha encantado este poema,Manuel! Deberías enviárselo con especial lazo de amistad, a nuestro coleador Ruperto, el que en eso, no conoce entuertos. Un abrazo.
ResponderEliminarRJiménez M
Me transportaste a los llanos con su olor a mastranto, sus coleos, su música llanera y muchos pies empolvados de tierra y arena por el zapateo joropeado.
ResponderEliminarAfectisimo
Iván