LA EDAD DEL AGUA, EL VIENTO
Un puñado de signos impasibles.
Unas hojas que llevan lo que vaga
en la brisa; lo que sueña el azul
en las húmedas manos de una aurora;
en su vino y su orégano de siempre.
Y, supe entonces cómo las abejas
saben por la edad del agua, el viento,
cuando el trigo madura sus espigas;
lo que el hada cuenta de las buganvilias,
y del colibrí, sus dulces alas.
Mas, no tengo en qué verdad cubrir mi espacio.
Rodeándome hay alburas invernales.
Momias solemnes que velan y demoran
su carcoma. Aguardo de vendajes.
Ligaduras, fantasmas confinantes.
Y, una fiesta de disfraces a mi entorno.
Manuel Martínez Acuña
Bello poema; cada vez subes la calidad de la inspiración: cada verso cincelado como Benvenuto Celini, a quien llamaron el Miguel Ángel de las cosas pequeñas; pero eran cosas materiales, en bronce revestido de oro o plata. Las cosas en letras son himnos que suben al supuesto cielo, que es la sensibilidad, la estética de cada uno. Un abrazo.
ResponderEliminarRJiménez M