EL SONIDO DE LA VIDA
Deja a la luz que inunde todo.
Que luzca y brille igual que la ilusión,
y deja que el alma cante y sueñe,
y, demore el silencio cuando calle.
Abre todas las ventanas, todas,
y verás mejor el mundo afuera.
Diseña y entrelaza los colores.
No desistas. No dejes que ellos mueran.
Colma, acude y deja solo
que el azul yerre contigo.
Que las rosas se hablen y trasciendan
su infinito aroma, su lenguaje.
Deja que los dibujos del pañuelo
cuenten su soledad, amores y congojas,
y que hallen puerto en la neblina espesa;
donde se yergue el cáliz de la ausencia.
Siembra una frase linda, o un suspiro,
y verás llegar de atrás, a tu cercado,
las cuatro estaciones de Vivaldi,
con su encuadernación del Universo.
O, barcos que tocan tus orillas
cargados de alboradas voluptuosas.
Y, que a más llevan el libro de la vida
a glosarse en un jardín de alas.
Y, no dejes por nada
que por poco, calle,
el dulce sonido de la vida.
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Manuel Martínez Acuña
07/01/12
De: Wilfredo Moreno
ResponderEliminarFecha: 01/13/12 22:33:01
Para: Manuel Martinez Acuña
Asunto: RE: Poemas:Respuesta a una Glosa de mi sobrino Vinicio Romero Martínez
Querido Manuel: Me impresiona tanto la calidez de tu lenguaje, el trazo extravagante y a veces impredecible de tu pluma, pero que sorprende al tiempo que delata la magia de ese don que Dios te dió de expresar en el verso lo mas profundo del alma. Cuanto te admiro, y cuanto me duele no compartir con Papá, estos momentos de la vida que ahora a los 61 años entiendo y sobretodo AMO, y que me negaba a afrontar en mis jóvenes años, cuando los veía distantes, pero que hoy percibo tan cerca.
Te estoy escribiendo algo, que te hare llegar muy pronto, y que espero ver en tu sitio web, por demas extraordinario. Que hermoso es querer y saberse correspondido, cuanta fortuna que los Martinez Nava se nos hayan cruzado en el camino de la vida; Que suerte la nuestra, cuanto afecto, cuanta música, cuanto humor, Cuanto compartir amor de familias. Dios gracias por eso !! Y para seguir en esa onda....te quiero mucho viejo,
Un Abrazo,
Wilfredo