JARDÍN DE PECES
Da un paso la noche, hila y toma
los colores del piélago, la pátina
del vino; un solsticio que pasa, y,
otra vez el modelo;
la página del tiempo con su reloj de arena,
y la misma medida
conque la eternidad pone
sus salmos, y acostumbra
trepar la cresta,
donde la vida ondula
bajo el cielo;
a la espera de que un jardín de peces
se dé cita algún día, hasta
poblar de curias el desierto.
Pues, como ha dicho Sófocles,
habrá siempre otras leyes superiores
a los viejos antojos teologales.
Manuel Martínez Acuña
Mcbo. 24-10-10
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