jueves, 26 de mayo de 2011

LA YEGUADA - Manuel Martínez Acuña

¿Por  qué los campos de mi tierra fueron  
alguna vez pastura y cobertizo
de las Yeguadas  que del pecho hicieron
el estandarte que  a la patria  hizo?


¡Sí, siempre!, y sólo  barro  ve en su piso  
el campesino luego,  y ¿qué  le dieron...
tan  sólo el lar de un lazo  corredizo
 y la promesa cruel  que  no cumplieron.


Por eso las cosechas están  muertas,  
fatiga  de las manos, de la azada.
       ¡Oh raza de unas alas malabiertas!

         ¡Cuidado! La paciencia atemperada 
       estallará del rancho hasta  sus puertas 
       con furia  incontinente de yeguada.

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